Proyectos productivos

Trama textil

El trabajo con mujeres costureras y con promotoras de salud en el Área Reconquista reflejó tres preocupaciones centrales en torno al trabajo, al género y al medio ambiente-salud comunitaria. Como respuesta a las necesidades socioeconómicas de las mujeres acompañamos el armado de una red de costureras “La trama textil”, compuesta por mujeres asociativistas que sostienen sus vidas a partir de ingresos de programas sociales y la participación en espacios comunitarios y barriales. Se sumaron 15 compañeres con máquinas de coser pertenecientes a: Asociación Civil Diego Duarte, del barrio 8 de mayo; la Asociación Colectividades Unidas Sin Fronteras, del barrio Costa Esperanza; Asociación civil Flor de Loto y Cooperativa de trabajo Daniel Royano, de Villa HIdalgo; y Centro de Madres, del barrio Independencia. Brindamos asistencia técnica a la red con la búsqueda de convocatorias de financiamiento y la postulación de proyectos.


Bordados migrantes

Se trata de una iniciativa de la asociación Colectividades Unidas Sin Fronteras con el fin de generar ingresos para las mujeres que vieron afectadas sus labores durante la pandemia, ya que en su mayoría trabajaban en tareas de limpieza de hogares u oficinas o vendiendo en la vía pública. Poniendo en práctica sus saberes sobre costura, bordado y tejido, confeccionaron almohadones realizados totalmente a mano con técnicas de bordado ayacuchano de Perú, bordados mexicanos, entre otros. Desde el proyecto Migrantas colaboramos con la organización, la comercialización y el manejo de recursos tecnológicos a los que muchas de ellas no tienen acceso. Además, articulamos con el área de Economía Social y Solidaria de la Municipalidad para acceder a un espacio de venta en las ferias locales.


Kits Migrantas

Durante la pandemia, muchos espacios comunitarios del Área Reconquista se abocaron a tareas de cuidados y asistencia. En ese contexto, gestionamos la venta solidaria de tres kits Migrantas para aportar al trabajo social de las organizaciones aprovechando los productos artístico-culturales realizados con mujeres migrantes en el 2019 y garantizando su difusión:

Para el trabajo editorial articulamos con Fábrica de Estampas, que ha desarrollado tareas solidarias y culturales con la red. La producción de corte y costura se realizó con la organización “Colectividades Unidas sin Fronteras”, donde trabajó una mujer migrante que venía siendo asistida por la red en Género, y gracias a la producción de los kits, pudo acceder a un salario en la primera etapa de inserción en el Refugio de Mujeres. La distribución y comercialización se hizo en cooperación con organizaciones y referentes del territorio.

La comercialización de los kits permitió que los productos culturales elaborados en nuestro proyecto puedan ser obtenidos por la sociedad, apostando a un mayor conocimiento y compromiso con la investigación-acción que proponemos. 

Los beneficios obtenidos sirvieron para asistir con materiales de librería y cerámica para la continuidad pedagógica de la Biblioteca Popular La Carcova, para la asistencia a compañeras voluntarias del Merendero los amigos y para la compra de garrafa y carne de las ollas populares organizadas en el barrio Los Eucaliptos. 


Seguridad sanitaria

Con apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, durante la pandemia impulsamos la fabricación de barbijos triple capa Atom Protect, en asociación con la ONG Misión AR quien, a partir de un convenio marco con el Ministerio de Desarrollo Social de Nación, transfirió la tecnología de  fabricación de los barbijos a las cooperativas de trabajo que forman parte de la red Migrantas. 


Alimentación y agroecología

Relevamos comedores y merenderos que prestaban el servicio de alimentación previo a la pandemia y los que se abrieron para hacer frente a la demanda alimentaria que produjo el aislamiento obligatorio en el Área Reconquista; ya sea como “olla popular” o como lugares en los que se reparten bolsones de alimentos. Detectamos más de 85 comedores comunitarios que en el contexto de pandemia se transformaron en articuladores claves en materia de acceso a derechos. En este punto, la iniciativa vecinal “Comunidad Organizada” y la red de trabajo del proyecto Migrantas fueron claves para que los nuevos espacios que comenzaron a asistir alimentariamente a vecinos/as fueran acompañados por las organizaciones más antiguas. Gracias al apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación contribuimos con el mejoramiento del equipamiento e instalaciones de varias cocinas para facilitar la tarea de las cocineras voluntarias. 

También participamos del proyecto de producción agroecológica de hortalizas en un terreno que rodea la Escuela N° 26 y el barrio militar en ruta 8, entre Eva Perón y Márquez. Diseñamos un plan de trabajo junto a referentes de INTA ProHuerta y responsables de otras organizaciones. Enviamos el proyecto general para aplicar al programa Sembrar Soberanía y escribimos otro de menor envergadura, Casa Común, para trabajar con mujeres migrantes en la producción de plantas autóctonas con valor ecológico, por su contribución a la biodiversidad, cultural, alimenticio, ornamental y medicinal. Articulamos con el espacio Click Orgánico y la asociación Bosque Urbano para la distribución de alimentos orgánicos en dos comedores (Costa Esperanza y San Blas), aprovechando además el desecho para la generación de biofertilizante y compostaje utilizado en el trabajo voluntario de generación de foresta urbana.